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miércoles, 22 de enero de 2014

El que se asolea mata venado


Disculpen los errores , este relato no esta  Editado, no soy Sabio soy cazador.
 
 
 
Cacería a los venados cola blanca texanos
Municipio de sabinas hidalgo, nuevo león diciembre 7 del 2012
Viernes son las 3 de la tarde y ya estamos Óscar y yo en el espiadero hoy llegamos mas temprano al rancho ,bajamos todo rápido ,instalo Óscar el tira maíz y nos fuimos a llenar el comedero grande de la pera seca parece que es la del tecolote.luego me las aprendo bien no conozco bien el rancho y es muy grande. Tenemos plano que nos facilitaron los dueños del rancho.vamos a cazar aquí hoy por la tarde y mañana temprano después cazaremos dese otros espiaderos de piso para irle dando la vuelta al rancho que es muy grande casi 3000 hectáreas. Ya tenemos instalados cinco espiaderos de piso tipo doublé bull y mejores.tripies de caza portátiles tenemos 3 muy bien ubicados y torres de cacería dobles también portátiles tenemos dos en total tenemos 12 espiaderos y con el tiempo pensamos llegar a unos 25.o 30 de todos tipos.
La ventaja de todos los espiaderos que tenemos como son portátiles si no nos gusta el punto los cambiamos. La temperatura 28oc mucho calor para diciembre ya son las 4 de la tarde y tengo el rancho para mi solo voy a tratar de salvar la honra del grupo. Horacio no pudo venir,Tomas,Jr. Anda en Washington d.c. en una convencionde empresarios emprendedores y Toño esta el Guadalajara la perla tapatía con unos clientes.
Nos invito mi buen amigo Cosme Lozano a una posada y en esa ocasión nos enseño Héctor Martínez la foto de un venado típico muy grande que cazo un sr. Llaguno en su rancho. Acabo de hablar con mi hijo Antonio ya llego a Monterrey y va a tratar de alcanzarnos hoy por la noche. Que felicidad poder convivir con mis hijos y nietos y amigos la cacería nuestra gran pasión nos permite muchos días de convivencia que de otra manera no tendríamos por el trabajo y los compromisos sociales. En temporada son días y días que pasamos juntos y disfrutamos del campo,la libertad que nos brinda,la tranquilidad y podrá respirar este aire puro del campo, disfrutar del amanecer desde nuestro espiadero , esperar a que se termine la luz por la tarde para regresar a nuestro campamento a la platica de los eventos y experiencias que cada quien tuvo durante el día. En fin estamos en el paraíso y nos pellizcamos seguido para ver que estamos despiertos.
Dios me ha permitido por lo menos 30 años de cazar los 8 o 9 fines de semana que nos permite la ley. Solo he perdido por enfermedad o algún viaje 2 o 3 fines de semana. Verdaderamente he disfrutado mucho nuestro bello deporte. Nuevamente doy gracias a dios por tantas bendiciones. Temporada de caza solo hay una debemos tratar de salir siempre que nos sea posible al campo. Nos da calidad de vida y un gozo indescriptible que solo los que amamos nuestro deporte lo podemos entender.
Ya son las 4.30 de la tarde y salió a comer un macho de 8 puntas es atípico no nos gusta por la genética. Tiene 5 puntas en una asta y 3 en la otra. No me gusto y me aguante de tirar a ver si lo caza uno de mis nietos o lachito, si nadie lo quiere yo lo voy a cazar ya que no tiene calidad para trofeo. Necesitamos cazarlo pronto antes de que cargue mas venadas. Esta tarde vimos un machito y seis hembras.
Sábado 8 de diciembre temperatura 28º c. son las 2 de la tarde acabamos de comer Toño,Óscar y yo ,comimos machacado con huevo( platillo regional ) pero este llevaba carne seca de venado.,frijoles en bola tortillas de harina tipo candela hechas por Óscar de tomar refrescos al gusto y de postre natillas san pablo d linares. Dulce regional . Nos vamos a el bordo Toño y yo habíamos planeado la estrategia de la tarde a la hora de la comida me platico que se fue directo a un espiadero d piso y vio poca fauna varias venadas y 2 machos chicos. La estrategia para el macho grande fue la siguiente Toño se pondría en la brecha cercana en los pasaderos que creíamos utilizaba el macho a unos 700 metros de mi espiadero en el bordo. Se fabrico rápido un espiadero de ramas y se quedaría Toño a cuidar la brecha por la que atábamos seguros que pasaba el macho ( error fabricar el espiadero con aterial del punto en donde se sentaría ya que se hizo ruido al machetear el monte ) es mejor traer el material de otro punto o hacerlo ahí mismo con material cercano pero no utilizarlo en toda una semana para que los machos grandes no desconfíen del punto. Ya estamos cada quien en su espiadero cambie la estrategia por error no tiraba maíz en los dos lados del bordo solo tiraba maíz manualmente en los llanos pero nunca en el vaso de la presa seca y hoy decidí tirar maíz en los dos lados. Un bulto de maíz en el vaso y otro en los llanos. Son las 5.15 p.m. y acaba de tirar maíz el comedero grande hemos visto 6 u 7 venadas y unos 40 jabalíes de collar.Toño esta muy cerca pasan unos minutos y en eso me dice Óscar ahí esta entrando el venado grande yo no lo veía entro por atrás de mi ventana esta muy bueno me dice Óscar esta como a 150 metros Oscar sube la malla que cubre la ventana de mi espiadero y al fin lo veo saco el rifle pero de la emoción lo encaro sin apoyarme en la sillita giratoria la matona que tiene un excelente apoyo para rifle. Me doy cuenta de mi error , vuelvo a meter el rifle para poder acomodarlo bien me controlo estoy viendo el macho va caminando lentamente sin detenerse en el comedero ni voltear a ver las venadas pasa a unos 30 metros de ellas. Sigue avanzando apoyo bien el rifle y siento que me queda alto el hombro derecho que lo tengo en el aire le pido a Óscar algo para apoyarme bien me pone un costal de maíz ni en doblado me apoyo perfectamente veo el macho al fin se detiene a comer el solo, a unos 200 metros o poco mas sigue comiendo muy tranquilo ya estoy tranquilo,Óscar lo ve por los prismáticos apunto perfectamente al codillo el macho esta atravesado ,disparo y se desploma, no se mueve murió como un rey sin sentir el tiro . cuando oprimí el gatillo escuche silbar la bala por lo lejos y luego música para mis oídos el golpe seco al pegar la bala en el cuerpo del venado no se mueve mas de la emoción no lo encuentro con los prismáticos y me dice Óscar se ven los cuernos no se movió. Toño también escucho el golpe de la bala. Y sabe que el venado es mío.Óscar me dice esta muy bueno cuento 6 puntas en una asta. Después del tiro empiezo a temblar de emoción,que tirazo, ni se movió,oíste el golpe de la bala,lo felicito fueron algunos d los comentarios que hicimos al fin me controlo y nos vamos a ver el venado esta hermoso es de 14 puntas el venado mas hermoso y mas grande que he cazado en mi vida. Le doy gracias a dios por regalármelo. Le pido a Óscar que se vaya volando por la camioneta para tomarle unas fotos con luz ya son las 5.45 p.m. ya relajado y esperando Toño y a Óscar pienso en tanto esfuerzo,levantadas temprano, enfriadas hasta 8 grados bajo cero , muchas cacerías sin siquiera ver una venada y al fin el mismo día la recompensa dios me regalo 2 trofeos el defectuoso de la mañana y el mejor de mi vida esta tarde. Llega Toño y grita de gusto me felicita abraza. El venado ya era viejo casi sin dentadura , este podría haber sido su ultimo invierno y morir en destrozado por los coyotes que s los comen vivos. Debido a la gran sequia que ha azotado todo el norte del país no hay agua en las presas casi no hay que comer, solo los enados sobreviven , muchas veces se salen del rancho y recorren kilómetros hasta encontrar alguna pres a con agua o un bebedero de algún papalote en otros ranchos este no tiene pozos de agua . los venados han perdido mucho peso y sus cornamentas bajaron su desarrollo en un 30 por ciento o poco mas como no seria este venado en un buen año. Mi hijo Antonio estuvo sentado en una sillita mas de tres horas con el sol en la espalda y no le toco la suerte pero podía haberle salido ya que estaba en la ruta del macho.Este hermoso venado es el mas grande que he cazado en mis 66 años de cazador midió 160 puntos y me animo Toño a registrarlo en el club deportivo cazadores monterrey , me toco la suerte y me saque un primer lugar debe haber sido en la categoría de la quinta edad.a la que pertenezco.noche visto mi trofeo pero Toño me dijo que se veía muy bien en su oficina. A ver como se lo quito.
Debo confesarles que yo nunca he sido un buen tirador y fallo seguido por la emoción que siento al ver un buen macho cola blanca,también he padecido la fiebre del cazador y una vez en un rancho que colinda con la mesa de cartujanos en lampazos , estaba con Rolando Rodríguez los dos enana torre de caza para una persona. Y nos salió un macho a unos llanitos que estábamos cuidando y habíamos tirado poco maíz sale el macho del monte a unos 80 o 100 metros ,traía yo mi rifle Remington modelo 721 compañero de mil batallas en calibre 3006 le disparo y el venado se mete al monte me dice rolando no le pego en eso salen 5 venadas y un macho y me pasan a no mas de 60 metros corto cartucho y le disparo al macho,limpio, vuelvo a cortar cartucho y disparo , limpio, vuelvo a cortar cartucho y le disparo en total le dispare unos 4 tiros y el venado se fue caminando ni siquiera se asusto. Luego supe que al venado que salió primero era otro y le había pegado de hecho yo oí como agonizaba pero lo buscamos mal y no lo encontramos. Luego alguien lo encontró y estaba bueno el macho.
 
 
 
 
Cazador con suerte nunca he sido muchas veces me salen venados buenos un segundo y no me dan tiempo, otras veces no veo nada de venados cola blanca en un fin de semana , otras veces he visto osos grizzlis y los acecho y al llegar al lugar en el que estaba comiendo arándanos azules ya no esta. , uno de mis leopardos me lo robaron las hienas en fin mala suerte . lo único que me ayuda es la constancia siempre salgo las 8 o 9 semanas de la temporada al rancho y lo disfruto enormemente , vea venados caze o no caze lo importante es salir al campo disfrutar del la chimenea con sus leños de mezquite, las brazas en el asador, las noches frías,, las mañanas escarchadas y lo más importante la convivencia con mis hijos,nietos y amigos .
Buena caza

Hermoso trofeo cazado en Coahuila

 

Colaborador Dr. Mateo Porres

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Trofeo Cazado con Arco, Rancho San Toribio

 

Colaborador Eduardo de la garza
rancho San Toribio

Hermoso trofeo cazado con arco, unas semanas antes, Lalo le  había pegado en la paleta y no  afecto el venado,  pero el que porfía mata venado,  le insistió a las 2 o 3 semanas y lo cazo

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Venado en Rancho San Toribio

 

Colaborador Eduardo de la Garza

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Venado Cazado en Paras N.L.

 

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miércoles, 15 de enero de 2014

Club Deportivo de Cazadores Monterrey S.C.

 

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Estimado Socio:

El próximo jueves 16 de enero se tendrá en las instalaciones del Club una plática sobre cacería por dos organizadores cinegéticos, uno de Rusia y otro de Turquía, en la platica se trataran las diferentes especies, temporadas, trámites etc. de las regiones de Kazahstan, Kyrgyzstan, Tayikistan, Turquía , Pakistan y Azerbaiyan.

El evento dará inicio a las 19 horas, después de la plática habrá un brindis para convivir con los expositores.

Dado que el cupo de las instalaciones es limitado, pedimos que reserven el lugar en forma telefónica en las oficinas del Club con la Señorita Irene; aprovechamos para mandar los mejores deseos para este 2014.

Recuerda que estamos a tus órdenes. 

Gerente del Club Ing. Miriam Ordóñez    miriam@cazadoresmonterrey.com.mx

Asistente Administrativo Srita. Irene Carreón   irene@cazadoresmonterrey.com.mx

Tels. 8335-6405 y 8335-6444.

Atenta Invitación

 

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Rancho San Toribio

 

Colaborador Eduardo de la Garza

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Rancho San Toribio, Principios de Enero

 

Venado Cola Blanca, cazado a principios de Enero 2014, los cazadores son Eduardo de la Garza y sus Hermanos.

Colaborador Eduardo de la Garza

 

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Cacería de Lucero

Reflexión sobre los que satanizan la cacería pero tragan carnitas y usan zapatos.

 

Colaborador  Juan Andrés Galán

Sergio Sarmiento
9 Ene. 14

"Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal".
Immanuel Kant
La cacería no es una actividad popular. Puede usted preguntárselo a Lucero, quien ha sufrido una avalancha de ataques en redes sociales después de que la revista TV Notas dio a conocer unas fotografías en las que aparece con su novio, Michel Kuri, tras participar en la caza de una cabra de montaña. La misma situación vivió el rey Juan Carlos de España, quien fue criticado severamente en 2012 por haber ido a África a cazar elefantes y se vio obligado a ofrecer una disculpa pública a pesar de que siempre se ha sabido que es cazador y que la actividad es legal.
Hay una parte positiva en esta reacción que revela una creciente conciencia de los mexicanos ante el sufrimiento de los animales. Han pasado ya los tiempos en que podíamos ver a personas torturando animales sin que nadie se preocupara. La encuestadora Parametría señala que si en 2007 el 82 por ciento de los mexicanos opinaba que los animales tienen derechos, para septiembre de 2013 la cifra se había elevado a 94 por ciento.
Algo tiene de hipócrita esta actitud. Los mexicanos se molestan con la cacería, pero no piensan que sea incorrecto consumir carne, pollo o pescado.
Según Parametría, en 2013 el 61 por ciento de los mexicanos estaba de acuerdo en utilizar a los animales como alimento contra sólo el 34 por ciento que estaba en desacuerdo.
Sin embargo, el porcentaje de población vegetariana en México es muy inferior a ese 34 por ciento. El 86 por ciento considera incorrecto utilizar a animales para fabricar ropa, pese a lo cual casi toda la población viste productos animales en ropa y accesorios. El rechazo a usar animales como entretenimiento se eleva también a 86 por ciento.
La cacería es una de las actividades más antiguas del género humano. Los primeros individuos de homo sapiens cazaban de manera mucho más amplia y sistemática que otros homínidos. Esta actividad y el consecuente consumo de carne fueron dos de los factores que permitieron a los seres humanos superar a sus competidores naturales en el paleolítico.
La cacería en la actualidad está restringida y tiene un alto costo, ya que las licencias son sumamente caras. El sistema, sin embargo, ha permitido una mejor preservación del ambiente y de ciertas especies. Me dice un cazador de nombre Daniel que en los estados del sur del país en que no se permite la caza han desaparecido ciertas especies que en cambio se preservan en el norte donde hay ranchos cinegéticos.
Los cazadores consideran que la muerte de un animal en una cacería es más humana que en un rastro, donde miles de animales son sacrificados de manera sistemática. La gran diferencia es que el sacrificio de animales en el rastro nadie lo ve. No hay tampoco cuestionamientos a la pesca que no es otra cosa que una cacería de animales en el mar.
Yo en lo personal nunca he cazado ni tengo gana alguna de hacerlo, pero no creo que un debate ético deba convertirse en un simple linchamiento de personajes públicos. Prohibir la cacería tendría seguramente consecuencias ambientales negativas y llevaría a la desaparición de las especies que son objeto de esta actividad. Si lo queremos hacer de cualquier manera, necesitamos tener argumentos muy sólidos para no prohibir también el consumo de carne, pollo, pescado y quizá huevo. Oponerse a la caza, pero comer animales es, me parece, una hipocresía moral.
En lo que hace a Lucero, a quien se ha buscado presentar como una mujer perversa, lo único que puedo decir es que en el par de ocasiones en que la he entrevistado me he encontrado con una mujer inteligente, sensible y amable... muy lejos de esa mujer agresiva y arrogante que algunos insisten en presentar.

Bura de Chihuahua

 

Cazado en el Rancho Santa Anita de Eugenio Baeza, al sur de la Ciudad de Chihuahua, media hora en avioneta con el 7mm Magnum, bala de 160 gr.

Colaborador Jesús Yurén

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Rancho La Ciénega

 

Venado cazado por Alberto de la Garza
rancho  la Ciénega
Nuevo León

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Marrano Cazado en Rancho el 24

 

Colaborador  Julio Ramírez

Le envió una foto de un marrano que peso 160kgs. en el rancho el 24. En  cd. Mier, tamps.
Lo cobre con un 300 short mgn.

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Duiker azul (Norte), Camerún, Mayo 2013

 

Este hermoso trofeo se cazo con escopeta  cuata de Ximo calibre 12 munición 4 Buck

Cazado en el  Norte de Camerún, África

Colaborador Jesús Yurén

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Sitatunga de Floresta, Camerún, Mayo 2013

 

Cazado con rifle marca Ximo Calibre 416 Remington, Magnum,en Camerún, África

Colaborador Jesús Yurén

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Búfalo Forestal Enano

 

Cazado con rifle marca Ximo Calibre 416 Remington, Magnum,en Camerún, África

Colaborador Jesús Yurén

 

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Relato de la Casería , Cazando Búfalos siempre hay Peligro

EN LA SELVA LLUVIOSA

Camerún, abril 23 a mayo 6 de 2013.

África siempre tiene algo que enseñarte, desde la estepa Masai del África Oriental a las montañas de Etiopía al Desierto del Kalahari o las selvas pluviales del África Ecuatorial. En el presente relato me refiero precisamente a la selva tropical africana cuyo primer contacto tuve en Zaire en un malogrado safari durante enero de 1984. Al desmoronarse el safari de Zaire, quedó demostrado nuevamente que, no hay mal que por bien no venga, pues lo reemplazamos por otro muy exitoso en el Sudan, donde a más de un sinnúmero de trofeos conseguí un gigantesco bongo occidental, y el eland de Lord Derby ó gigante, ambos desde el mismo campamento del Río Sue, que para esa emergencia nos facilitó el buen amigo John Kaikati, propietario de Nile Safaris, en esa época, principal operadora de safaris en Sudan.

Ya habiendo logrado Bongo y Eland, Robin Hurt, recibió noticias de que en un lejano pantano existían Sitatungas de floresta, con sus amplios conocimientos y su muy británica determinación nos apostamos en el sitio y tras una larga y minuciosa investigación determinó que al día siguiente estaríamos ahí a la salida del sol para intentar huellear a uno de los bellos antílopes de cuernos en espiral y largas pezuñas. El plan que entonces me expuso Robin pudo haber funcionado si no hubiese sido que los nativos de la localidad decidieron, precisamente ese día, realizar una gran pesquería que, como único consuelo, resultó ser muy exitosa.

Mi segundo intento de lograr el fantasma de la floresta, lo hice en República Centro Africana en el más desagradable safari de mi existencia, bajo la falta de dirección de Erick Strockestroon, durante los 21 días que lo soporté, no vi una sola huella de sitatunga y muy escasas de otros animales…

Aunque desde muchos años atrás sabía de su existencia, eran muy menguados mis conocimientos del bello y raro antílope de cuernos en espiral. En 1981 cacé un ejemplar de la variedad del Zambeze y en 1996, el del África Oriental. Ninguno de los dos se me dio fácilmente, de hecho ambos fueron en el segundo intento.

El sitatunga de floresta fue descubierto por los británicos en pleno siglo XX, entre las dos guerras mundiales. Sin embargo, hasta donde mi enorme ignorancia alcanza, el primer ejemplar del que se tenga noticia cierta y verídica fue cobrado en la entonces África Ecuatorial Francesa por Frank C. Hibben, guiado por pigmeos y bajo la organización de un francés llamado Jean Bepoix en los cincuentas medios. Aún en nuestros días es llamado por los pigmeos “boruya” palabra que significa fantasma. El de floresta es el más raro y esquivo de los sitatunga conocidos, y al pronunciar la palabra sitatunga, hemos de significar, ya de por sí, raro y difícil. Los tres, menos raros, el del Zambeze, el del África Oriental y el de las Islas Sesse del lago Victoria, viven a la orilla de los ríos, lagos o grandes pantanos, cubiertas de papiros y salen a alimentarse fuera del papiral. En cambio el de la floresta vive en la franja ecuatorial del África, y aunque siempre cerca del agua, es en la floresta misma donde encuentra refugio y sustento.

La selva lluviosa es como un gran sótano húmedo. Los nervudos troncos de los árboles centenarios se elevan rectos y soberbios, tanto que sus extremos superiores se pierden en el verde canopy de la cubierta. De las ramas de árboles menores, que luchan por un poco de luz, cuelgan lianas de todos los diámetros y tamaños. El piso está cubierto de breñales, que al igual de los árboles jóvenes luchan por un poco de la luz necesaria para su fotosíntesis. El tiempo del crepúsculo permanente de la floresta está marcado por el gotear constante y los gritos de algunos pájaros invisibles en las altas copas. La débil luz que se filtra entre los millones de hojas da poca ó ninguna idea de la posición del sol, así el bosque tiene el extraño efecto de hacerte perder el sentido de la dirección, no así a los pigmeos. Aún al interior de la selva, hay varios grados de densidad de la breña limitándote la visión a unos veinte metros como máximo pero muy a menudo a unos tres o cuatro. A las partes más cerradas les llaman “kibras” y éstas varían caprichosamente en forma y distribución, variando de la permeabilidad del canopy a la luz.

Por recomendación de mi querido amigo el Dr. Ripepi, contraté mi cacería en la selva de Camerún con Safaris Chelet, quienes poseen la concesión de caza del extremo sudeste de ese país, que en lo forestal tiene concesionado a una maderera italiana. Hago mención de lo anterior porque los Chelet usan y aprovechan la amplia red de caminos, pistas y trochas forestales para buscar huellas de los animales que cazan, siendo los mayores el elefante forestal, el bongo, el búfalo enano y el sitatunga de floresta.

Por la mañana y antes de que haya luz, estás en las áreas que han demostrado la mayor concentración de caza y en cuanto se puede ver, recorres las pistas buscando huellas. Esto suena fácil pero depende de varios factores: el primero es la humedad del suelo que muestre lo fresco del rastro y lo segundo que el tamaño de la huella sea el apropiado y de un animal solitario. Muy a menudo se localizan varias huellas viables y no es sino hasta que en el interior de la jungla hay luz suficiente para huellear, cuando se sigue la de mayor frescura, aumentando los chances de alcanzar al hacedor de huellas. A veces el animal se dirige a un lugar más abierto en busca de comida pero a menudo lo hace al río, a algún pantano o bien al parque cuyos omnipresentes linderos son celosamente respetados. Cada entrada toma alrededor de una hora y normalmente se hacen dos o tres infructuosas por mañana.

Todos mis preparativos físicos resultaron superfluos, ya que aun cuando mi estatura es normal, para seguir a los pigmeos había de doblarme y en más de un caso reptar para poder pasar. Las lianas se te enredan desde la gorra hasta los pies y varias veces quedé atrapado como mariposa o más bien mosca en la red de lianas. La mayor molestia son las hormigas de safari, que se mueven en densas y agresivas columnas desde uno hasta más de veinte centímetros y si se creen molestadas te atacarán sin dilación propinándote multitud de piquetes.

Al llegar a Douala, capital comercial de Camerún, conocí a quienes serían nuestros compañeros de safari, tres norteamericanos y sus respectivos profesionales. Sólo dos de ellos cazarían, Harold de Arkansas y Jim presidente del Capítulo de Alabama del SCI. Buddy acompañaba a Harold. Los guiarían Clint Burton y Martin Neuper, mientras que a mí lo haría Ximo M. Chelet. Joven avispado, conocedor y trabajador. De Douala volamos en un chárter, piloteado por Philippe Tomaszewski, experimentado y simpático capitán de origen francés quien en menos de tres horas nos depositó en Kika, poblado sede del campamento y del aserradero cuyas pistas usaríamos. A mí me acompañaba mi querida esposa Rocío, quien vivió conmigo minuto a minuto los avatares del safari compartiendo las hormigas, la agonía de la espera y el éxtasis del lance.

Empezamos a cazar la madrugada del día siguiente 24 de abril y poco después del medio día cuando regresamos a almorzar al campamento nos sorprendió escuchar no uno pero dos “kabubis” en honor de Harold y Jim quienes habían cobrado sus bongos. ¡La cosa pintaba bien! La tarde la dedicábamos a llamar duikers o a controlar algún abra que allá llaman “sabana”.

Cada día fue semejante al anterior, levantarte temprano y tomar un frugal desayuno, buscar y generalmente, encontrar huellas. Entrar tres o cuatro veces en la selva de las cuales, invariablemente, habíamos estado a un palmo del sitatunga. Al menos eso decían los pigmeos apoyados firmemente por Ximo e incluso Alim el chofer. Regresar por la tarde como quedó dicho, siempre con un gran calor húmedo, siempre sudando y siempre con el lomo doblado y el cuerpo arañado. En la selva, lo que no pica araña o corta. Cuidaban de mí dos pigmeos uno adelante y otro atrás. Se me ocurrió preguntar por qué echaban suertes y era para saber quiénes vendrían conmigo. Tuve el mal tino de preguntar que si venían los ganadores y todos rieron. ¡No! Los ganadores irían al frente…

La mañana del día 29 nos dio grandes esperanzas pues la noche anterior llovió copiosamente y las huellas que encontráramos serían más frescas que de costumbre. Sobre una pista que conocíamos como productiva localizamos cinco diferentes huellas, todas muy frescas. Optamos por la mayor, que se movió de inmediato en la indeseable dirección del parque y sin perder más tiempo volvimos a la brecha y fuimos por la siguiente, de gran tamaño y tal vez mayor frescura. Entramos a la selva, ahí un poco más abierta, con excepción de una gran kibra alargada que enfrentamos de punta. El rastro tomó a la izquierda. Al llegar a su punta oí a Ximo apresurándome pues, al parecer, el animal se había atorado en la breña. Traté de apresurar el paso pero mi pigmeo delantero me detuvo y pasó el rifle señalando hacia la derecha de la kibra, donde a unos diez metros, percibí una forma parda y puntas marfilinas ¡Un sitatunga! Sin rubor apunté al culo, único punto que me presentaba al alejarse y dejé ir los 400 granos de bala blanda del .416 Rem. Mag. El animal desapareció en la espesura, donde unos segundos después le encontré en el suelo rodeado por los perros. Acabé con su sufrimiento y todo se volvió festejo y gritos que no acabaron hasta llegar en “kabubi” al campamento con el primer sitatunga cazado en la temporada. Con el cobro del fantasma de la jungla, terminaban 29 años de búsqueda. ¡Ya era cazador de fantasmas!

A pesar del logro del sitatunga, la rutina no cambió sólo que ahora nuestro objetivo era el búfalo forestal o enano. Lo hacíamos con el mismo sistema e idénticos resultados. La parte diferente es que con gran frecuencia, la huella grande venía a mezclarse con la de algunos otros ejemplares, casi siempre hembras o becerros con lo que la dejábamos de inmediato. Ya sería problema lidiar con un búfalo para pensar en enredarnos con más.

En realidad el búfalo es prácticamente el mismo viejo conocido, sólo que adaptado a las circunstancias de la jungla. Su tamaño se ha disminuido al de un gran toro de lidia, es decir unos 600 Kg. Los cuernos tienden a no juntarse en el bos, prácticamente no descender y en cambio apuntar, como si fuera un bisonte, hacia arriba. Lo que le falta de tamaño lo compensa, como buen chaparro, con mal genio y una agresividad extraordinaria aún cuando no haya sido provocado… todavía. Pigmeos y perros le respetan mucho, los primeros incluso más que al elefante y algunos de los segundos resultan, con frecuencia, severamente maltratados. Varios de los nativos y algún pigmeo llevan cicatrices de “ligeros” encuentros con búfalos y yo conozco, de primera mano, varias malhadadas experiencias con los irascibles enanos de la jungla.

A pesar de las justificadas previsiones que había, continuamos tercamente cada día en busca de los endiablados toros y durante varios, la única recompensa fue el ver una familia completa de gorilas. La experiencia duró sólo un minuto: una hembra cruzó la brecha a unos 50 m. por delante del carro llevando en brazos un pequeño y seguida de cerca por un adolescente. El macho nos detecto al ir a cruzar y por un momento nos enfrentó, volviendo grupas y entrando a la floresta en dirección contraria a su familia, dándonos una fugaz visión de su lomo blanco. Llevó Alim la camioneta al punto donde habían cruzado y pude ver las enormes huellas. Del lado de la hembra había una pequeña bahía en la espesura y un pequeño movimiento atrajo mi vista, era el adolescente que se volvió a espiarnos. Al notar que lo veía me mantuvo unos segundos la vista pero en eso los pigmeos imitaron el gruñido de los primates al que el lomo plateado contestó airado. Ximo gritó una orden terminante y Alim aceleró poniéndonos fuera del alcance.

Desde la tarde del primero de mayo y seguramente por ser el día del trabajo, cayó una pertinaz llovizna que en la madrugada se convirtió en fuerte chaparrón aunque para el amanecer ya había escampado. Nos fuimos en dirección a una de las brechas más productivas encontrando de inmediato una huella grande y solitaria. Clint nos llamó por el radio indicándonos donde había otra que fuimos a checar encontrando era menor y acompañada por lo que regresamos a la primera esperando a tener suficiente luz en la espesura.

No mucho después, entramos a la jungla por la misma vereda que lo había hecho el búfalo y al superar la orilla, siempre más tupida, encontramos una floresta más abierta, que nos permitía ver a unos diez metros de distancia. Observé como una perrita, que ese día llevábamos por primera vez, se adelantaba a Ximo y desaparecía en la espesura. Seguí por la vereda que habían usado tanto el búfalo como mis compañeros, quienes estaban junto a un gran árbol. Se notaba la tensión en todos. Un ladrido seguido de un mugido hizo que Ngasake, mi porta armas me pasara el rifle, corté cartucho y con el dedo en el seguro, cubriendo el guardamonte con la mano, avancé, siempre por la vereda, en dirección a mis amigos hasta unos tres metros de ellos.

Los siguientes acontecimientos duraron sólo unos segundos que por mis ojos pasaron en cámara lenta pero con una intensidad imposible de narrar. En realidad a mi mismo sólo me quedaron muchas cosas claras en la reconstrucción, por las huellas y visiones de los demás, de los hechos.

A tres metros de mis amigos, repentinamente vi abrirse la espesura atrás y al lado del árbol junto a donde ellos estaban. Levanté el rifle y boté el seguro. Para mi enorme sorpresa aparecieron dos grandes búfalos en mi dirección. El instinto prevaleció sobre el susto y descerrajé un tiro al toro delantero, tirándolo en el paso del otro que tropezó con él. En menos que canta un gallo, disparé un segundo tiro al otro búfalo que para entonces veía encima de mí. Como un eco sonó de inmediato un disparo de Ximo. Empecé a recargar mientras trataba de apartarme a mi derecha, con Ngasake tirando de mí en la misma dirección; mis pies se enredaron con una liana haciéndome caer directamente hacia atrás. Aunque hace tiempo que las abdominales salieron de mi rutina de entrenamiento, al tocar mis nalgas el suelo, me enderecé alcanzando a ver caer el toro a pocos centímetros de mis pies; a bocajarro hice mi tercer disparo directamente a su columna rompiéndola por encima de la cabeza antes que otro de Ximo lo acabara de rematar. Antes de tener tiempo de asustarme, Ximo gritó:

- ¿Te ha pegado?

- ¡No! -contesté,- ¿Dónde está el otro?

- Huyó hacia el camino…

- ¡A por él! - Grité, poniéndome en pié con la ayuda de entusiastas empujones de los pigmeos.

Sin siquiera una mirada al difunto, me dirigí en pos de mis amigos rumbo a la pista, observando grandes manchones de sangre arterial que me dieron la esperanza de encontrarlo ya muerto. Al salir al camino Alim nos indicó por donde había cruzado y mis pigmeos me arrastraron a la camioneta gritándole a Alim instrucciones que siguió al pie de la letra, retrocediendo unos treinta metros para tomar otra amplia rodada que recorrió por cincuenta metros deteniéndonos a escuchar. Hacia la popa del vehículo apareció el búfalo tan cerca que pude ver la herida de entrada de mi primer balazo. Sin dudar, le solté otro tiro codillero que, aún haciéndolo volver sobre sus pasos, no acusó otro efecto que los gritos de Ximo pidiendo información, que recibió directamente de los pigmeos, quienes me arrastraban de nuevo en pos del toro. Otro disparo de mi profesional, seguido de jubilosos gritos de los pigmeos, me dio la certeza que el búfalo había caído. Ya con gran confianza, llegué a darle un último disparo. Como me enseñó Tom Litgow, mi primer profesional en África:

- “Al búfalo muerto, ¡Hay que matarlo!”

Al reflexionar en el susto mayúsculo que me proporcionaron los Syncerus caffer nanus, y en que superé ileso la peor embestida que he tenido, di gracias a Dios, a San Huberto y a mis propios difuntos cazadores que me han precedido a tomar la vereda que algún día todos recorreremos. Solo pido tener la oportunidad de seguir probando suerte ¡en este mundo!

Jajalpa, Edo. de México, Mayo 12 de 2013

Nietos de Jesús Yurén

 

Trofeos Cazados en el Indian Head Ranch  en Texas, pegado a la Presa de la amistad, nietos de tigre pintitos.

Colaborador Jesús Yurén

Alexis, uso un 243 Winchester

Alexis

Ander, uso un 308 Winchester

Ander

Ibex en España

 

Cazado en la sierra de Gredos, provincia de Cáseres España , organizador Fernando Sainz y Luca de Tena, cazado a 189 mts, con un tiro de 7 mm Magnum, bala de 150 gramos, 7 de Diciembre 2013, este Hermoso trofeo le costo romperse el pie a nuestro amigo Jesús Yurén

Colaborador Jesús Yurén

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Trofeo Rancho “el Chapote”

Hermosos trofeos de venado cola blanca,cazados en Rancho el Chapote, cacería rifle y arco.

Colaborador Miguel Ángel Cagnasso

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